abril 07, 2009

PENSAMIENTOS EN CADENA

Todo empezó con un libro que le regalé a mi madre por reyes: Mortal y Rosa, de Francisco Umbral. También manda narices las mías... regalarle a una madre un libro que narra los sentimientos de un escritor ante la muerte de su hijo...
Al final, mi madre dice no encontrarse preparada para leerlo, así que lo tomé prestado y comencé a sumergirme en sus textos...
Sin embargo, una semana me vi en el apartamento del sur sin luz, sin conexión a internet y sin posibilidad de leer mi libro de Paco Umbral, ya que había decidido dejarlo en Tacoronte porque tenía mucho trabajo acumulado y también mucho que estudiar y trabajar en el título de posgrado que finalmente ya aprobé :D
Así es que me vi en el sur sin posibilidad de conectarme a internet para buscar información y entrar a la web de mis cursos, y con tan sólo 2 horas de batería en el portátil para trabajar. Sólo me quedaba una opción: comerme los mocos a pares...
Sin embargo, cayó en mis manos otro libro con el que aplacar mis horas de ociosidad: Paula, de Isabel Allende. y vaya jodida casualidad, otro libro que también trata sobre las desgracias de una madre y una hija en este caso...
Sin embargo, el libro me enganchó casi desde sus primeras páginas por su sensibilidad, por lo claro de su narrativa, por los sentimientos a flor de piel, que no caen en ñoñerías, y por su mezcla con datos autobiográficos e históricos.
Así es como me ví envuelto en la época de Salvador Allende y el golpe militar chileno, con el dictador Augusto Pinochet a la cabeza.
Es un tanto paradójico el hecho de que los grandes dictadores de la historia siempre estuvieron apoyados por cantidades considerables de la población... (Franco, Mussolini, Hitler, Stalin, Castro, Pinochet...).
Por poner algunos ejemplos, Franco tenía el apoyo de gran parte de la población española (junto al apoyo de la Iglesia, que no era poco en esos momentos, el fascista nazi y el italiano...) y estábamos en una especie de fifty-fifty, y Hitler subió al poder de forma democrática y en reiteradas ocasiones antes de que se le terminasen de cruzar los cables, y Fidel Castro merece todas las alabanzas del mundo al alzarse contra los gobiernos cubanos de la época, auténticos títeres al servicio de la todopoderosa, embaucadora y carroñera política yankee, estableciendo un gobierno sentado en las bases de la igualdad entre todos los ciudadanos (el de Castro, digo), pero como todas las cosas en la vida, al final todo se acaba viciando...



Al final todos parecen acabar igual: Hitler, suicidándose de un tiro en un barracón tras envenenar previamente a su mujer, descendencia y perro y prenderles fuego; Mussolini, siendo arrastrado ya muerto por las calles de Roma en un carro, cual carrera de gladiadores al clamor del pueblo; Sadam Hussein, siendo condenado a la horca en un país sumido en la mayor de las revueltas sociales de su historia gracias al magnífico proceso democratizador yankee; etc etc.
Sin embargo, siempre hay casos de personas que se van al nicho tan contentas y tan renombradas y lloradas aún cuando llevaron a sus pueblos al aislamiento político, comercial y lo que es peor aún, cultural. Véanse los casos de nuestro Dictador con mayúsculas Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios o el caso de Augusto Pinochet, quien al final entre una cosa y otra, se fue al nicho tan agusto, sin ser procesado judicialmente, siendo senador vitalicio y disfrutando de una gran riqueza que desde luego no le pertenecía (eso sin nombrar la grave lista de violaciones de DDHH...).

En fin... que así son las cosas... y a mí Rajoy me gusta cada día más...

Los pensamientos en cadena te llevan de un tema a otro, y de otro a otro, hasta que al final acabas interesándote por algo que no tenía nada que ver con el asunto por el que comenzaste...
Así, y aunque conocía el nombre del presidente chileno Salvador Allende y que murió en el golpe de estado de Pinochet, poco más sabía. Parece que aquellas personas que mueren sin haber cumplido sus mandatos pasan ipso facto a la galería de los grandes mártires y patriotas, independientemente de su virtual valía... (caso de Allende, o de J.F.Kennedy o Bhutto en Pakistán últimamente).


Me llamó la atención el hecho de que Allende se convirtiese en el primer presidente marxista elegido democráticamente en el mundo. Sin embargo, lo consiguió al cuarto intento, y por una mayoría relativa, muy ajustada, lo cual hizo que todas sus ideas y medidas estuviesen condicionadas por las aprobaciones en el congreso y demás, por lo que las cosas cada vez se fueron poniendo más y más difíciles para él. Eso, sumado a sus nacionalizaciones de empresas, reformas agrarias al más puro estilo marxista para repartir los grandes latifundios entre los menos pudientes y demás, hizo que la aristocracia y las clases medias-altas de la Chile setentera se opusiesen cada vez más a sus políticas, poniendo trabas constantes en sus intentos de reformas políticas y económicas y viciando la opinión pública, dando mala fama a sus ideales, todo esto de la mano del bloqueo económico estadounidense, como no podía ser menos, liderado por Richard Nixon y la eterna fobia americana al socialismo (cabe detacar que a Nixon le tocaría renunciar a su cargo presidencial por escándalos de espionaje en el llamado Caso Watergate... así que tampoco fue un gran ejemplo de buen hacer político).


Así, la cosa cada vez se fue poniendo más complicada para Allende, quien por otro lado, nunca quiso imponer su socialismo a la chilena, dejándolo todo siempre en manos de las urnas (el mismo Fidel castro le dijo que no veía futuro en el socialismo chileno si no era mediante el uso de la violencia... a lo que Allende le respondió: "El presidente aquí soy yo" -¡¡ooole!!-).
Un 11 de septiembre de 1973 se lleva a cabo un golpe de estado, y Allende no sólo no huye, sino que decide acudir a la oficina presidencial del Palacio de La Moneda con su fusil AK-45, rechazando las diferentes ofertas que los golpistas le dieron para salir con vida. Allí queda hasta que comienzan a bombardear el edificio, el cual se incendia y acaba siendo tomado por los golpistas.

La versión "oficial" nos cuenta que Allende, en el último momento, coloca su fusil bajo la barbilla y decide destrozar su cráneo apretando el gatillo...

Es de entender que la versión de un suicidio siempre quita un poco de esplendor a la de una resistencia orgullosa, altiva y fiera hasta el último segundo de vida, la cual hubiese hecho del presidente un auténtico mártir a los ojos del mundo...

Así son las cosas... y nunca sabremos cuál fue el final real del presidente electo de Chile.

Y es así como este país, que siempre se había jactado de ser el país democrático centro y sudamericano por excelencia, entra en una dictadura que duró 17 años, cargada de asesinatos, represalias y una gran represión, terror y violación casi constante de los DDHH.
Sólo con la vuelta de la democracia 18 años más tarde, Salvador Allende, independientemente de sus logros como mandatario nacional, recibe un funeral digno, con todos los honores de estado.


Otra pequeña página en la insana historia de la humanidad moderna......


Guste o no, Allende asumió la presidencia democráticamente, y llevó sus ideales adelante a pesar de la oposición política fuera y dentro de sus filas, pero con la idea clara de servir a su patria, entendiendo que sólo la ciudadanía tenía el poder legítimo de echarlo de su puesto, para lo cual siempre quiso realizar un plebiscito que su propio partido y el congreso fue rechazando y posponiendo y que le acabo conduciendo a su propia muerte... ¡¡Cómo son las cosas...!!
El poeta premio Nobel Pablo Neruda, famoso y querido en sus propios tiempos, murió tan sólo 2 meses después del triunfo golpista, debido a su larga enfermedad, pero también al conocer el final de su amigo Allende y el futuro que le esperaba a Chile, así como tras sufrir el expolio y los malos tratos por parte del régimen en su propia casa, dejándolo vivo probablemente debido a la fama y reconocimiento internacional que había adquirido, y a su servicio como Embajador Chileno en París (si mal no recuerdo) durante el mandato de Allende. Aún así, decidió él también no abandonar su país ni a sus ciudadanos, para los que por tantos años escribió y a los que siempre dedicó sus obras. Otra triste pérdida fruto del Golpe de Estado que por 17 largos años aterrorizará a los ciudadanos chilenos.




Me pareció interesante colgar aquí la última alocución del difunto presidente chileno, durante el golpe de estado y justo antes de perder su vida en la defensa de la democracia chilena.


Link de Youtube (Voz del mismo Allende dirigiéndose al pueblo). Clickea AQUÍ


Transcripción de su alocución:

Últimas palabras de Salvador Allende en "Radio Magallanes".
Santiago de Chile, 11 September 1973, 9:10 A.M.
Amigos míos:
Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero ... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes,. quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.


5 comentarios:

U fucking hó dijo...

qué bonito, Adal.
me alegro de que vuelvas a escribir :)

YO dijo...

Assiassss!!
Fue el otro día, que estaba en casa y se me iluminó la mente... ("eso no se le ocurre namás que a un genio...." ak ak ak...).
Yo como no tengo facebook, ni fotolog... pos no t puedo dejar notitas... pero el fotolog lo miro "a menudo"...
Besotes, godiña wapa

virgi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
virgi dijo...

¡Mushasho! ¡Tremenda tesis! me has traído mis casi 20 años al corazón. Allende fue un gran tipo que seguramente murió antes de que le fructificara la semilla de la ambición que lleva dentro la Humanidad. Así que me he quedado con el Allende que siempre nos gustó.
Sigue así, tesoro, ya extrañaba tu blog.

YO dijo...

Yo sólo me había quedado con la imagen de sombras blancas y negras en un póster formando su cara junto a otro del Ché, en el cuarto donde abuelo dormía la siesta antes de que lo arreglaran. Nunca más los vi...
Besitos