enero 01, 2009


La tarde estaba sentada

con su sombrilla de seda

en la arena de la playa.

El sol le hablaba de amores.

La tarde no contestaba.

Una barquilla le dijo:

-Contigo, ¡qué dulce el agua!


Y todo el mar fue de azúcar.


[1928] LÍQUENES


Pedro García Cabrera

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Menos mal que llegué anoche a tiempo para leer tu blog!
No sabes lo que me gustó que me recibieras con los brazos abiertos, y yo con el corazón desbocado.
Me gusta tu blog, ¿tu tía es la que conozco?
Ladridos de amor, Polka

Anónimo dijo...

Pues a mi también me gusta, ya extrañaba que no lo actualizaras.
Mua, un admiradora